30.4.07

2.- la Anécdota

Llegó ese anhelado momento de tomar el metro para irse a casa, tarde como siempre.
Me subí al segundo tren que llegó (estaba en E.Militar) y alcansé a sentarme al lado del pasillo, apoyé el bolso en mis piernas y saqué rápidamente esos malditos documentos de historia por mil, entre los cuales encontré el glosario de Arte Antiguo que me interesaba leer.
En un momento vi pararse a la niña que iba sentada frente a mi para cederle (cariñosamente) el asiento a un caballero.
*Importante: Al sentarme me puse el mp3 a todo chancho para evitar el bendito bullicio que regala el metro día a día.
El caballero en cuestión se sentó refunfuñando, y algo me dijo (la experiencia quizas) que se las iba a agarrar conmigo, y efectivamente no me equivocaba. Al rato de haberse sentado siento en mi rodilla dos insistentes golpeteos, alzo la vista y el viejo: "¡Cédale el asiento al caballero, no ve que está cansado!", todo con un acento agresivo y un volumen muy alto. Lo miré (prendiendome en ira por dentro) tranquila, y sacándome burlonamente un audífono del oído le pregunte: "Disculpe, ¿que dijo?" me repitió nuevamente con el afán de discutir, me di vuelta (sin pararme) y le pregunté al caballero que él señalaba y que estaba al lado mio: "Disculpe ¿se quieres sentar?" y su respuesta fue simplemente honorable: "¡Noo! no se preocupe, siga estudiando noma' " ¡que gratificante!
Al rato después, la amorosa zorrita ingenua levantó su mochila y sus bolsas ruidosamente del piso y se bajó, seguramente esto fomentó la rabia injustificada del viejo contra mi. Bastó un segundo para que atacara nuevamente: "Le dije que le cediera el asiento al caballero ¿cómo es posible? (mp3 a full) ¡puede hacer eso en su casa! (refiriendose a mi estudio) dele el asiento a la señora pue' " en ese momento me hubiera gustado tener al alcance algún arma de destrucción masiva, porque algo que me saca de quicio es la gente ignorante.
Un poco sabiendo, un poco olvidando, el que llevara el mp3 a full implicaba que para escucharme tenía que hablar necesariamente más fuerte, así que imaginense el diálogo con un volumen bastante alto: "¡Bueno, el caballero privilegió el que yo fuera estudiando! ¡Además uno sale tarde de la u' y tiene que seguir leyendo! (venía de la casa del Seba pero que importa falsear la identidad con tal de tener la razón no cierto?) Señora ¿se quiere sentar?" la vieja no era na' de tonta OBVIO que prefirió sentar su cuerpazo antes de fomentar una buena discusión de metro (por la cual yo me sentía ansiosa). Me paré lentamente, mientras la vieja se disponía :"Sí sientese pa' que el caballero llegue tranquilo a su casa" , el tono irónico sólo dejo de hacer eco cuando por inercia le hice al viejo un gesto con la mano de "pobrecito" acompañado de un: "Sí, sí sí" como respuesta a su:" Si es necesario ubicarlos...". Subí el volumen de la música y seguí leyendo envuelta por la mirada del vagón completo.
Llegando a Ecuador sentí en mi hombro un leve golpeteo. Ya dispuesta a sacarle los cuatro dientes de un zarpazo, me giré y vi a mi lado un caballero alto como de unos 36 38 años: "Acá se baja el viejo así que..." e hizo con su cara el gesto para que me volviera a sentar, sonriendo le agradecí pero yo también me bajaba pronto. Al levantar la vista me fijé que una señora cerca de la puerta me miraba sonriendo con cara de "weón que onda", me reí para mis adentros pensando un poco en "sabe convertir en buena, una mala causa" -Apología de Sócrates-

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